Cuando Kazimir Malévich presentó su famosa obra “Cuadro negro sobre fondo blanco” en 1915, muchos críticos y espectadores pensaron que era una broma o incluso un acto provocador contra el arte tradicional. Sin embargo, para Malévich, esta obra representaba la máxima expresión de lo puro y lo absoluto en el arte , eliminando cualquier referencia al mundo real. ¡Era como decir que el arte podía existir sin tener que representar “cosas”!
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